ROMERO,OSCAR A
Prólogo, de Mons. Vincenzo PagliaIntroducción Mons. Romero fue un profetaLa correspondencia Técnica Este libro Ordenación y uso del material
1. PensamientosLa Iglesia en que vivimosEl ministerio que se me ha confiadoCruz: tiempo de esperanzaSemillero de cristianosEn una Iglesia mártirConversiónProfeta y servidor Con amor Con firmeza Con la Iglesia universal y en la Iglesia particular Con paciencia
PastorEn una sociedad pecadora Con espíritu de fe Con humildad Hasta morir con Cristo
SacerdoteLos laicosAdheridos al magisterioLa oraciónSentir con la Iglesia
2. ConsejosConvertir en apostolado nuestra vida y existenciaNo vivir aisladoPracticar el discernimientoSin odiosPoner los ojos en CristoSer luz y salCaminar cuesta arribaBuscar el rostro de Cristo en los humildesPalabra, vida y sacramentoParticipar en la misaEstudiar la Palabra de DiosAcogerse a la Virgen MaríaSoledad y soledadesSufrimiento liberadorLa soledad que esclavizaLa oración que liberaLa enfermedad que nos resucitaTrigo y cizañaDespojarnos de la cizañaConversiónNo desesperarNo mirar para atrásMirar hacia adelanteOrientación matrimonialLos esposos deben evangelizarseMás allá de la moral: el amorLa caridad comienza en casaTestigos del amor de CristoDefender el amor y la vidaPedir consejo y dialogarSuperar los errores con pacienciaConsagrar el amor carnalSer generosos y abiertos a la vidaEducaciónLa responsabilidad de los que sabenMuerte y resurrección
Epílogo
¿Qué reflejo de la personalidad de Mons. Romero proyectan sus cartas personales?¿Qué mensaje contienen las cartas personales de Mons. Romero?¿Qué importancia reviste la forma epistolar?
Referencias epistolares
A nadie se le escapa la singular grandeza que rodeó a la persona de Mons. Romero. Su vida es la historia de un llamamiento especial que Dios hizo a un hombre especial para un momento especial. La personalidad de este hombre de Iglesia es ampliamente conocida por el servicio sacerdotal que prestó por igual a pobres y a ricos; y por la misión profética que desplegó en un momento crítico de la historia de El Salvador para llamar a la conversión a todos y para prestar su voz a Dios en defensa de los desprotegidos, marginados y perseguidos de la sociedad salvadoreña. Mons. Romero despertó con su palabra profética la conciencia de todo un pueblo muerto en vida; y comenzó a escribir con su sangre el Evangelio de la liberación del pecado que tenía esclavizado a su pueblo, pueblo de Dios por el que él había consagrado su vida en el sacerdocio.
