DOMINGUEZ, ISABLE / SANGUINETTI, HECTOR
Si únicamente tuviésemos la capacidad de percibir, nos encontraríamos atados al pasado inmediato. Pero si a esa percepción agregamos la memoria, nos habremos convertido en individuos con un pasado además de tener un presente.
Y si a ello añadimos el pensamiento, poseeremos la capacidad de proyectarnos en el futuro. Nuestra capacidad para captar nuevos datos dependerá de la habilidad que tengamos para procesarlos - organizándolos o desglosándolos- para el almacenamiento y la recuperación eficientes. De ahí la importancia que tiene para todo ser humano, en la adaptación a su medio, el reconocimiento de los estímulos que capta, la valoración y la decisión sobre cuál de ellos actuar.
En todo proceso, entra en juego la memoria a corto plazo, extrayendo recuerdos, experiencias y acciones recuperadas de la memoria a largo plazo, para el procesamiento de nuevos datos.
El aprendizaje entonces se realiza a través del almacenamiento de información a largo plazo, en forma recuperable. Este almacenamiento está estrechamente unido a la atención y afectividad.
Cuando aparecen dificultades en retención, recuperación o reconocimiento, muchos niños se ven impedidos de acceder a un aprendizaje eficiente.