ORTEGA CAMPOS, PEDRO
Introducción 1. Décadas de la vida como eternidades apiladas 2. Empeñados en una visión humanizadora de la muerte 3. El olvido no es remedio de la tristeza 4. La comunicación es garantía de salud en las décadas prodigiosas 5. La caricia del saludo a la muerte 6. Pensar es gratuito al paso de las décadas que avanzan 7. El ser humano «mayor» sabe que morirá... 8. A los cincuenta años 9. A los sesenta años 10. A los setenta años 11. A los ochenta años 12. A los noventa años 13. Enésima reflexión: ¿y no callaré a los cien años...? 14. Primera parada: «Voy a llegar enseguida» 15. Segunda parada: «¡Hasta aquí hemos llegado!» 16. Tercera parada: cómo hacer para que la tercera edad no se convierta en «terrible edad»
A muchas personas los años no las hacen más sabias o prudentes, sino simplemente más viejas. Al llegar a las "décadas prodigiosas" de la vida -pongamos de los 50 años en adelante-, la realidad es concreta y más viva de lo que parece. ¿Qué sabemos de la "tercera edad"?: ¿nada que hacer?, ¿nada que aprender?, ¿nada que ofrecer? ¡Nada más lejos! Son décadas que hay que llenar de impulso para mejor combatir y retardar el envejecimiento. Estas páginas son una reflexión profunda y positiva de esta etapa de la vida, una mirada sosegada a la fatiga corporal, la tristeza del alma y el miedo a la muerte.