GREGOR MENDEL
El parecido entre progenitores y descendientes es una de esas realidades de tan rotunda obviedad, que parece innecesaria explicación alguna acerca de sus causas o regularidad. De hecho, hasta 1866, con la aparición de los Experimentos sobre híbridos en las plantas de Gregor Johann Mendel (1822-1884), a nadie se le había ocurrido investigar si esto obedece al azar o está regulado por leyes naturales. Sus ideas pasaron desapercibidas hasta que en 1900 fueron redescubiertas simultáneamente y por separado por tres científicos: el holandés Hugo de Vries, el alemán Carl Correns y el austriaco Erich von Tschermak. Fue entonces cuando el trabajo de Mendel comenzó a difundirse. Mendel trataba de conocer el funcionamiento del mecanismo de transmisión de caracteres de padres a hijos. Ocho años de cuidadosa experimentación y de meticulosos recuentos tras una selección acertada de la especie con la que trabajaría (guisantes, especie con rasgos diferenciados y evidentes y ciclo reproductivo rápido y controlable) le permitieron explicar aquello que todos sabían y dar las leyes que regulan la descendencia. Al publicar estos