DOMINGUEZ, CLAUDIO Mª / BERNATTA, ELIANA
Pintar mandalas y meditar en ellos es un poderoso instrumento que potencia la creatividad, expande la conciencia y nos reconecta con nuestro Ser. Además nos ayuda a mejorar la comunicación con el mundo y nos permite desarrollar la auto-aceptación y la auto-observación de una manera natural e intuitiva. Nos centra, nos armoniza, nos hace sentir paz y bienestar. Quien pinta o medita sobre un mandala, comienza a descubrirse y comprenderse en verdad.
Pintarlos, colorearlos o simplemente observarlos, detiene durante ese instante la vieja mente con sus turbulencias de pasado y futuro, y genera súbita alegría. El hemisferio izquierdo del cerebro, el racional, el estructurado, va perdiendo rigor y tensión, y un rápido entusiasmo creativo se instala en el aquí y ahora.
Claudio María Domín