JORGE, LÍDIA
Para afrontar la inexplicable muerte de su abuela, con quien vivía, Milene necesita con urgencia, además de descubrir los hechos, «encontrar por sus propios medios las palabras necesarias para explicar lo que había pasado con su abuela Regina».
«A Lídia Jorge hay quien la llama escritora ética y es posible que lo sea, aunque no es eso lo que se propone, según dice. Se limita a poner al ser humano en el espacio de sus páginas, a veces en estado puro, du¬rante su infancia; y así los va madurando, situándoles frente a las tra¬gedias de la vida. En este escenario, es destacable el papel que otorga a la educación, a la formación de los niños para construir adultos que puedan llamarse con dignidad seres humanos».
Carmen Morán (EL PAIS)