MARTÍNEZ ANAYA, REMEDIOS
Igual que Becquer, hace ya tantos años, yo también me pregunto qué es la poesía y si esa llamada, esa interrogación, ese grito ante la nada que yo lanzo tratando de explicar el mundo o explicarme a mí misma, se puede llamar poesía. Ese esfuerzo que algunos realizamos para plasmar nuestros sentimientos como si necesitáramos guardar las huellas de nuestros sueños, de nuestras ilusiones o frustraciones con la ingenua intención de afianzar nuestro efímero paso por la vida.
Este oficio, al que me apunté voluntariamente desde mi más tierna juventud, es, en términos materiales, el más inútil y menos productivo que se conoce y, sin embargo me ha servido para elevar mi espíritu con los poemas de los grandes poetas, para aprender de ellos, para hacer crecer mis alas... Es una aventura y un atrevimiento el hecho de lanzar mis humildes palabras ante vuestros ojos. Quién sabe si acabarán barridas por el viento como débiles hojas de otoño.