FERNÁNDEZ BOLEA, ENRIQUE
Por una parte, el libro no se detiene sólo en la exposición de lo que históricamente ha supuesto la búsqueda, explotación y administración del agua en la comarca objeto de estudio: Los Guiraos y otras pedanías cuevanas colindantes. El conocido prurito de Fernández Bolea por la corrección, claridad en la exposición y exactitud en la ambientación y ubicación espacio-temporal, le hace arrancar mediante la intercalación de biografías, datos y anécdotas desde la época de luchas de reconquista medievales y posteriores rebeliones de cristianos y moriscos, envolviéndolo todo de forma magistral en una romántica atmósfera literaria de escaramuzas y sangrientos enfrentamientos militares, y de correrías y asaltos de pillaje y bandolerismo, como los del famoso monfí Farax Aben Farax. Por otra parte y desde mi punto de vista uno de los aspectos más destacables es la variedad y calidad de las numerosas ilustraciones, que confieren al libro, más allá de la atracción estética visual, un auténtico tesoro etnográfico: a la mencionada intercalación de hechos más o menos históricos o legendarios, se suman las fotografías antiguas y actuales, los mapas, documentos, planos, etc
que nos muestran a los campesinos de la época en sus labores cotidianas, y más recientemente, nos dan testimonio de actos, celebraciones, personas y episodios imbricados en el devenir de las actuaciones relacionadas con los trabajos sobre la búsqueda, distribución y uso del agua.
Aunque cada vez van siendo más conocidos los nombres de los estudiosos e investigadores que dedican un volumen importante de su producción a la recuperación y estudio de los valores históricos y culturales de los pueblos y localidades del Levante almeriense, lo cierto es que no son tan numerosos y a veces no tan serios y rigurosos como a muchos nos gustaría. Por ello es doblemente meritoria la labor que llevan a cabo y por ello no debemos dejar pasar las escasas ocasiones que nos brindan la oportunidad de expresarles nuestro reconocimiento. Esta fue una de la principales motivaciones que me empujaron a pedir al autor su autorización para escribir el prólogo, porque, aun sin conocer el contenido del libro, conozco sus muchos años y trabajos para sacar a la luz nuestro pasado y contribuir con ello a conocernos y construir mejor nuestro futuro. Y ahora, en la tesitura de expresar tal reconocimiento, no soy capaz de encontrar los términos para verbalizar un pensamiento que desborda mi capacidad expresiva. Personalmente considero que son muy pocos los nombres que destacan por su buen hacer en este terreno y no encuentro otras palabras para dejar constancia de mi reconocimiento a Enrique Fernández Bolea que no sean las que manifiestan que para mí él es quien ocupa el primer lugar de esa corta nómina. Además de este libro, sus numerosos trabajos sobre otros aspectos de interés para la historia cuevana como la biografía, la minería, el arte, la fotografía, el turismo, etc
me hacen sentirme obligado a hacer tal afirmación.
Creo, querido lector, que estás ante un trabajo riguroso, serio y completo, un trabajo que no defraudará tus expectativas, un trabajo que, partiendo de la época de «aquellos secanos inabarcables en los que la escasa y dispersa población apenas sobrevivía», hace un detenido, rico y completo recorrido para hablarnos de la abnegada lucha por la búsqueda del más precioso tesoro para los habitantes de estas tierras semidesérticas, de las vicisitudes, pleitos, riñas y demás circunstancias que han acompañado ancestralmente esa búsqueda de unas aguas a veces escurridizas, a veces invisibles, y a veces trágicas, y que ahora, con el paso de los años, de los siglos, y de tantas vidas, discurren de forma más tranquila, menos dramática y más racional para las nuevas vidas de hoy, y por las que, además y de forma inimaginable para los de hace no muchos años, deambula jubilosa la nave de la esperanza en un futuro más diversificado que al menos hoy infunde optimismo gracias a un ilusionante proyecto de utilización de sus propiedades benéfico-medicinales en ese moderno complejo turístico-recreativo que, a expensas de la tan esperada y necesaria aprobación del controvertido Plan General de Ordenación Urbana de Cuevas del Almanzora, las cuevanas y los cuevanos esperamos que no tarde demasiado en hacerse realidad.
Pedro Perales
Doctor en Filología Románica