CASONA, ALEJANDRO
El proyecto de publicar en Ediciones Modernas El Embudo una edición de Flor de leyendas que rescatara las ilustraciones originales no se consolidó hasta hace menos de un año. Somos una editorial minúscula, que apenas publica dos o tres libros al año y siempre de producción propia. Este sería nuestro décimo título, primera recuperación que haríamos y el único Premio Nacional de Literatura (obtenido en 1932) que seguramente incluiremos en nuestro catálogo.
Asumir un nuevo título siempre implica para nosotros un riesgo económico. Nuestro sello nació pocos meses antes del confinamiento y la idea de publicar una obra para niños que tiene más de noventa años, 264 páginas, en tiempos de escasez de papel, aumento de los costos de impresión y recesión económica era algo que teníamos que valorar con cuidado. Y, al margen de estas preocupaciones pecunarias, ¿realmente vale la pena recuperar este libro en una edición infantil?, ¿habrá envejecido el texto?, ¿supondrá un nivel de dificultad excesivo para nuestros lectores?, ¿tiene sentido darles a leer relatos tan lejanos a los chavales de hoy? Ante estos interrogantes, volví una vez más a la lectura de Flor de leyendas.
«El anillo de Sakúndala», «Nala y Damayanti» y «Tristán e Iseo» son tres hermosísimas historias de amor, capaces de trascender la distancias temporales y culturales y cautivar por igual a niños y adultos. «La historia del pájaro que habla, el árbol que canta y el agua de oro» de Las mil y una noches, «Lohengrin» y «El cantar de Roldán» son narraciones emocionantes, que se recrean en la aventura y el heroísmo y nos sumergen en un imaginario épico donde la valentía, la lealtad, la justicia y la libertad constituyen valores que rigen la vida de sus protagonistas. «La muerte del niño Muni», «Héctor y Aquiles», «Villancico y pasión» y «La leyenda de Balder», nos confrontan con la complejidad de justicia y la irreversibilidad de la muerte desde marcos culturales muy distintos, propiciando preguntas y reflexiones que merecen ser compartidas entre niños y adultos.
Ciertamente el contenido de esta selección es tan variado como rico. Alejandro Casona consigue, leyenda tras leyenda, captar la voz narrativa del aeda, juglar o trovador correspondiente a cada historia. Su profundo conocimiento literario del Mahabaratha, el Ramayana, Los nibelungos, El poema de mio Cid
le permiten sintetizar la historia, recrear diálogos, incorporar descripciones o epítetos sin perder nunca la fluidez y manteniendo en todo momento el difícil equilibrio entre ser fiel al original y accesible al lector actual. Además, en esta obra temprana se advierten ya sus grandes dotes como dramaturgo en una prosa que destaca por su sonoridad, cadencia y que invita a la lectura en voz alta.