FLORES MONTOYA, CLEMENTE
La historia comienza por aquellos años del silo XIX cuando un curioso investigador de los aborígenes andaluces y eminente profesor visitó la Cueva de Los Letreros en Vélez Blanco. Pero para que Indalo llegara a ser conocido, habremos de seguir con otros arqueólogos y cientificos donde destaca la figura eminente de Luis Siret, a quien tanto debe la Comarca del Levante. Posteriormente un veratense, Juan cuadrado, que conoció a Siret, enlaza la historia desde Totana , Murcia, con algunas anécdotas propias de la picaresca y los trapicheos de alfareros y falsificadores locales e historietas inventadas etc. Hasta llegar a Almería capital donde intervienen un grupo de pintores cuyo mayor exponente fue Jesús de Perceval. Allí, en aquellos años sesenta del pasado siglo concurre el ingenio y el humor tan nuestro y en una ceremonia insólita se le bautiza al dios Indalo para siempre. Los pintores agrupados ante este dios comenzaron a llamarse los Indalianos y así han pasado a la posteridad.
Luego llegaremos a Mojacar, destino definitivo de Indalo para su lanzamiento a escala planetaria. Pero aquí me detengo sobre el Indalo para adentrarme en el libro y apuntar algo muy interesante para los almerienses en general y los de esta Comarca en particular. El autor aprovecha la historia del indalo para narrar algunas intrahistorias de la Comarca del Levante y de su pueblo natal. Y así detalla nuestra prehistoria como lugar de asentamiento del hombre. Sus condiciones naturales con descripciones y dibujos del propio autor que muestran amplios conocimientos de antropología y de arqueología y por supuesto de historia lo que hace el libro más atractivo; un relato interesante y amplio sobre el comienzo de los tiempos, nuestros orígenes y del algún modo nuestros vicios y virtudes que se plasman en personajes públicos que describen en sus luces y sus sombras.
Particularmente atractivos los capítulos que dedica a introducir al lector en el escenario del Indalo, aquella tierra , aquellos parajes reconocibles después de miles de años. Y la naturaleza humana tan singular y poco distinta. Sin estas cualidades de los personajes puede que el Indalo durmiera hasta hoy como algo desconocido, perdido en la desmemoria, por ello hay en el relato detalles de ciertas personas que intervinieron cuyas actitudes no siempre se corresponden con la verdad y menos con el altruismo.
Y así llega el autor al capítulo donde describe la Comarca del Levante a mediados del pasado siglo, su economía, sus perspectivas así como la estructura social del entorno. Y singularmente de su pueblo, Mojacar.