Uno de los hitos de la Revolución Industrial fue la creación de la marca, la seña de identidad con la que los fabricantes decidieron personalizar sus productos y darles un aspecto exclusivo. Estudiosos de la publicidad y el diseño afirman que el fenómeno es anterior en varios siglos. Uno de las primeros signos anunciados fue el logotipo SPQR (Senatus Populusque Romanus). Desde entonces la evolución lenta pero imparable en los siguientes 2.500 años ha contemplado el salto del logotipo al branding, pasando por pictogramas, imágenes corporativas y marcas. Hoy no existe actividad económica libre de estas prácticas y su repercusión encuentra eco en el arte y la literatura. Sobre estos aspectos aportan su punto de vista escritores de diversos ámbitos como Enric Satué, Román Gubern, Tito Muñoz, Maite Méndez Baiges, Paloma Alarcó, José Andújar Almansa, Horacio Fernández, Antonio Castán y Justo Navarro. El número se ha diseñado como si de una gran bazar se tratara. Recorriendo sus plantas y secciones podremos encontrar a través de la poesía cualquier producto que necesitemos y descubrir que un anuncio a veces puede ser más bello y transparente que un paisaje.