MENDOZA, ÁNGEL
Con formato eminentemente narrativo ?aunque con notables ejemplos en el género lírico desde el pasado siglo? el yo poético de los versos de Noviembre recorre este diario donde se cuenta y se canta lo ganado y lo perdido, a modo de balance, en treinta jornadas de una vida singular que aspira a ser no solo el reflejo de la voz que habla, sino también el de quienes se asomen a estos fragmentos de escritura fechada. Si la poesía es, al decir del romántico inglés William Wordsworth, emoción recordada en tranquilidad, estas páginas respiran el vértigo de lo rubricado por imperativos de un estado de inapelable necesidad, de urgencia por dar cuenta de la huella que deja en el espíritu la realidad exterior, donde precisión, concisión e intensidad emotiva aparecen como coordenadas estéticas.
Así, hay en Noviembre ecos de la llamada poesía de línea clara o figurativa, que aspira a la búsqueda del otro ?a la literatura, en definitiva, como acto de comunicación? a través del uso expresivo de las palabras corrientes: el lenguaje culto de la conversación puesto al servicio de la inteligencia sentimental, o, como dejó escrito Antonio Machado, la palabra clara capaz de convocar el pensamiento hondo.
