PILAR CANDAU
Como si fueras sombra nos introduce en una meditación sobre la naturaleza y la vida, con una poesía muy centrada en lo visual. Los poemas obedecen a una plasticidad nostálgica cuyo foco alumbra los paisajes exteriores e interiores de la poeta, a veces fundiéndolos y otras veces disgregándolos e incluso anulándolos.
Se articula en tres partes: En la primera parte, «Pero que no se escuchen tus pisadas» el paisaje es extenso, marítimo y, partiendo de un amanecer silencioso, nos lleva a profundidades marinas que nos conectan con la magia de los sueños y el subconsciente. «En la profunda sima / ? / habita un pez dorado / que nada eternamente / luminoso y ciego». La segunda parte, «La casa de la lluvia», se centra en la propia casa y su decrepitud, como metáfora del paso del tiempo y, por último, la tercera, «Todo duerme en la luz», cierra el ciclo para acabar en una reflexión sobre la naturaleza y el origen de las cosas y los seres.