ASUNCIÓN CABALLERO
Algas milenarias
«Es la segunda entrega de la trilogía La liturgia del agua, que comenzó con el poemario Agua, una especie de diálogo con el mar personalizado en un amor. Las dos entregas siguientes se han convertido en el duelo por la despedida de su hermana Esther, donde nos lleva a un minucioso y profundo recorrido de sus sentimientos, al filtrar las cenizas de su hermana entre sus dedos para depositarlas suavemente en el mar de la infancia de ambas. El cuerpo, reducido a cenizas, se funde con la naturaleza y se disemina en el viento, el agua o la tierra. A través de este rito íntimo se divisa una metáfora poderosa que encierra el libro, marcando el camino de la transformación y la liberación personal de la poeta». (Del prólogo de Bahira Abdulatif)
«Las algas juegan un papel sumamente importante en el ecosistema, producen oxígeno el cual permite la respiración de muchos organismos que viven en ambientes acuáticos, son refugio para miles de especies. Por esta razón, el símbolo de las algas puede verse además como un símbolo con un doble significado: las algas pueden sugerir sentimientos abrumadores o atrapamiento, a menudo debido a su tendencia a enredarse». (Del epílogo de Elisabetta Bagli)
»El agua es silencio, es calma, es paz, es vida y es muerte. Sus algas han contemplado, calladas durante milenios, a través de las corrientes de los ríos y del mar, como la vida sucede y como la parca llega a cumplir con su única misión: dar paso a lo nuevo». (Del epílogo de Patricia Fdez. Caballero)